El regreso del capital a Europa es real y va con nombre propio

Con 2025 en su ecuador, el nuevo informe de Sifted pinta un retrato fascinante: pese a una caída interanual del 11,5% en financiación de equity, el sentimiento es otro. Europa no está perdiendo gas, está reconfigurando su motor.
No es un año para la euforia de unicornios inflados. Es un año de inversión estratégica, de rondas significativas en sectores donde Europa tiene ventaja competitiva real: defensa, salud, deeptech. El mayor deal equity no vino de una app para compartir bicis ni una fintech con diseño limpio, sino de Helsing, una startup alemana de defensa tecnológica, que recaudó la astronómica suma de €600 millones liderada por Prima Materia, el fondo de Daniel Ek (sí, el de Spotify).
El sur se despierta, el norte se reorganiza
La narrativa de los “hubs tradicionales” ha dado un vuelco. Londres y París siguen en el podio, sí, pero muestran signos de contención. París, por ejemplo, ve caer su número de rondas, aunque las que se concretan son más grandes, especialmente en Series B y C. Londres conserva volumen, pero pierde algo de fuelle frente a un continente que se reactiva por otras coordenadas.
En el otro extremo, Múnich se consolida como el nuevo centro de gravedad alemán. Ha recaudado €1.6 mil millones en H1, apenas €348 millones por debajo de París, y supera a Berlín en capital levantado pese a tener menos rondas. La clave está en la calidad: sectores como defensa, energía y robótica han encontrado ahí su hábitat natural, con la Technical University of Munich y su aceleradora UnternehmerTUM como ejes del nuevo dinamismo bávaro.
Madrid y Barcelona también se sacuden su complejo de segundas ciudades. Madrid ha duplicado su número de rondas respecto a H2 2024, y Barcelona se anota un crecimiento del 31%. El cambio es cultural tanto como financiero: “Los fundadores españoles están más ambiciosos que nunca”, señala Borja Solé Fauria, de Murphy AI. La brecha en valoraciones entre capitales como Londres y hubs emergentes empieza a cerrarse.
Berlín, por su parte, ha encontrado en la inteligencia artificial su nuevo norte. Un 17.4% de todas sus rondas han sido protagonizadas por startups nativas de IA, la proporción más alta de Europa. En ese frente, Ámsterdam (16.7%) y París (12.8%) le siguen de cerca.
La IA se queda, el clima se enfría
2025 será recordado como el año en que los “agentic AI” —startups que automatizan servicios de forma autónoma— dejaron de ser teoría para convertirse en realidad de mercado. Estas startups recaudaron €1.7 mil millones, creciendo un 226% interanual en número de deals. Ya no se trata de construir herramientas, sino de ofrecer el servicio completo, transformado por IA. Europa lo entendió rápido.
Por contraste, el entusiasmo inversor por el clima ha descendido notablemente. La financiación de climate tech cayó un 40%, empujada por la bancarrota de estrellas como Northvolt y un giro político global que resta impulso a lo verde. Pero incluso aquí, el ajuste parece más corrección que abandono.
El capital busca sustancia
La narrativa de este semestre es clara: los inversores ya no persiguen el brillo fácil, sino la solidez a largo plazo. Eso explica el auge de sectores tradicionalmente menos “sexys” pero más estratégicos: defensa, salud, manufactura. También explica la entrada en escena de 13 nuevos unicornios, muchos de ellos nacidos en entornos industriales o técnicos.
Mientras tanto, los grandes fondos globales vuelven a mirar a Europa. En H1, 12 de las 20 mayores rondas tuvieron como lead investors a VCs estadounidenses. Pero esta vez no vienen a dictar condiciones, sino a integrarse en un ecosistema que empieza a jugar con reglas propias: menos exuberancia, más convicción.
Europa, con nombre y apellido
Lo que antes era una masa borrosa de “ecosistema europeo” hoy se fragmenta en geografías con personalidad. Múnich, Madrid, Berlín, Ámsterdam, Dublín, incluso San Sebastián y Siegen, tienen nombre propio en el mapa de la innovación global.
No se trata de competir por ser el próximo Silicon Valley, sino de construir un modelo distinto: basado en la técnica, la resiliencia y el impacto real. En un mundo donde la velocidad abruma, Europa elige la precisión.
Y por primera vez en mucho tiempo, eso no suena a retraso. Suena a estrategia.