España 2025: un ecosistema de innovación que no para de crecer
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España no solo está creando empresas tecnológicas, está reinventando la innovación. En 2025, el país cuenta con 8.580 empresas tecnológicas activas, un crecimiento del 22 % respecto al año pasado, y detrás de esos números hay miles de proyectos disruptivos que están transformando la forma en que trabajamos, investigamos y emprendemos según el informe Mobile World Capital Barcelona (MWCapital).
Las startups también viven su momento dorado: este año se contabilizan 5.010, un aumento del 38 % respecto a 2024. Cada una de ellas representa nuevas ideas, empleo de alto valor y oportunidades reales para que España se consolide como un referente europeo en innovación.
Spin‑offs deep tech: de la ciencia al mercado
Uno de los indicadores más llamativos viene del mundo académico: las “spin‑offs” deep tech —startups surgidas de universidades o centros de investigación— se han consolidado como protagonistas. En 2025 hay 1.007 activas, un incremento del 3,6 % respecto al año anterior, facturando 1.400 millones de euros y generando más de 13.000 empleos de alto valor.
Estas empresas se centran principalmente en biotecnología, TIC e industria sanitaria, mostrando que la innovación en España no es solo digital, sino también científica y aplicada. Cada spin-off representa una historia de investigación que se transforma en productos, servicios y soluciones reales.
Más que números: impacto, empleo y oportunidades
El ecosistema tecnológico español no solo crece en cantidad. Este sector genera 14.800 millones de euros al año y más de 108.000 empleos directos, consolidando a España como un actor relevante en innovación tecnológica. Las “scaleups” —empresas que ya superaron la fase inicial y mantienen un crecimiento sólido— alcanzan 484, apuntalando un ecosistema que ya no es solo joven, sino maduro y competitivo.
Aunque Madrid y Barcelona siguen siendo polos de innovación, otras regiones están ganando protagonismo. La Comunitat Valenciana, el País Vasco, Andalucía y comunidades más pequeñas se están convirtiendo en centros de talento y creatividad. Esto diversifica oportunidades, atrae profesionales a distintas zonas y demuestra que la innovación en España no es cuestión de una ciudad, sino de todo un país.
Lo primero que vemos es una transición real de la investigación a la empresa. Las spin‑offs muestran que la ciencia y la tecnología desarrolladas en laboratorios pueden convertirse en productos, servicios y empleo. ¿Estamos presenciando el nacimiento de nuevas industrias desde nuestros centros de investigación?
La juventud del ecosistema, con tantas startups recién creadas, convive con una fase de consolidación donde las scaleups se consolidan como empresas maduras. ¿Cómo impactará esta combinación de innovación fresca y experiencia en la economía española?
El crecimiento no es solo cuantitativo, también es cualitativo: hay diversidad de sectores como software, biotecnología, salud o TIC, expansión territorial y una economía que respalda estas iniciativas. España ya no es solo una promesa, sino un actor consolidado en innovación tecnológica en Europa. La pregunta ahora es: ¿estamos preparados para aprovechar este potencial y transformar ideas en impacto real?
